sábado, 13 de octubre de 2012

La radiactividad, una gran olvidada


La radiactividad, una gran olvidada.


En 1896 Henri Becquerel describió una nueva propiedad de algún material que se llamó radiactividad. El matrimonio de Marie (1867-1934) y Pierre Curiese dedicó sus estudios científicos a este fenómeno, obteniendo grandes descubrimientos. En 1932 que James Chadwick descubrió la existencia del neutrón,  que Rutherford había predicho en 1920. Aún se estaban dando los primeros pasos para entender  la radiactividad.


Una definición sencilla es que la radiactividad es el nombre de un fenómeno físico y químico, que consiste en la emisión de energía por cuerpos denominados radiactivos. Esta emisión es mediante ondas o partículas y se caracteriza, por que son radiaciones que tienen suficiente energía para que al incidir sobre un medio material, produzca fenómenos como cargar eléctricamente sus átomos.  Esto provoca múltiples consecuencias, que pueden suponer un riesgo para la salud si afecta a las células.


Hoy en día se habla de la radiactividad por los acontecimientos que saltan a la actualidad por accidentes, como el sucedido en la central nuclear de Chernóbil (Ucrania) el 26 de abril de 1986, o el más reciente del 11 de marzo de 2011 en la central nuclear de Fukushima. No es justo que no se tenga en cuenta en otros casos o incluso en nuestra vida diaria.



Lo que quizás haga a la radiactividad una gran olvidada, es otra de sus características. No somos capaces de percibirla por nuestros sentidos. Tampoco somos conscientes de sus consecuencias, porque no se ven en el “momento” y pueden pasar años hasta que se produzcan los efectos.

El ser humano está expuesto todos los días, a estas radiaciones ionizantes, de origen natural.  La llamada Radiación de Fondo, es la que procede del Universo, del Sol, de los rayos cósmicos y de elementos radiactivos presentes en la Tierra. La radiación natural, de los elementos radiactivos que se encuentran en la naturaleza, puede proceder de más de cuarenta elementos. Son los elementos de la tabla periódica, por arriba del número atómico ochenta y tres.

Estamos en contacto con la radiación, incluso respiramos e ingerimos alimentos que incorporan a nuestro organismo y tejidos, sustancias radiactivas como el carbono 14 o el potasio 40.  Nuestras casas están construidas con materiales como puede ser el basalto o el granito, en los que están presentes el uranio y el torio. En nuestro planeta el uranio es cuarenta veces más abundante que la plata. La atmósfera no está libre,  nos afecta el radón, es un gas radiactivo que emana del terreno y no pasa sólo al aire, sino que  se cuela en nuestros hogares.

Hay mucho más que contar, por ejemplo: la radiación que recibimos en tratamientos médicos o incluso en la industria. También habría que hablar de las consecuencias. Todo esto pone de actualidad la radiactividad y sin embargo, no tiene hueco en esta sociedad. Sólo nos queda la ciencia que como dijo Max Planck (1858-1947) Físico alemán “La ciencia es la progresiva aproximación del hombre al mundo real”.



******** ******** ********

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nombre:
email:
Comentario: